sábado, 16 de octubre de 2010

Entrevista Shannon

El siguiente es de una entrevista que un lector nos mandó.
El día de las elecciones, el 4 de noviembre de 2008, en California se aprobó la Proposición 8 la cual declara ilegal el matrimonio para la gente gay. También se aprobaron proposiciones similares en Florida y Arizona, y se aprobó una medida en Arkansas que prohíbe que parejas gay adopten niños.
Recientemente tuve una conversación con dos amigas íntimas en Massachusets acerca de lo que quiere decir prohibir protecciones legales para las relaciones gay y cómo ven la aprobación de la Proposición 8 y esas otras medidas. Quiero compartir unos pasajes de sus comentarios con los lectores de Revolución.

Shannon: Tal vez alguien diga: “¿Y qué? Ustedes no son una pareja heterosexual. ¿Por qué deberían tener esos beneficios también?” Crecí en una familia muy conservadora. Creí que la gente gay no se merecía esos derechos y que yo no me merecía esos derechos siendo gay. Vivía ocultando mi orientación sexual y fuera del radar, creyendo que mi familia me iba a repudiar. ¡Debía haberme dado cuenta que eso hubiera sido una cosa buena! Pero tenía miedo y jugaba un papel neutral. Fue fácil en la universidad porque podía ser responsable, tener un trabajo, cumplir mis obligaciones para con mis padres y mis hermanos, y mi vida no le importaba a mi familia.

Luego, cuando se enfermó mucho mi pareja, me di cuenta de lo que me perdía aunque no dije nada ni lo pedí. En mi trabajo, si otro trabajador tuviera un problema familiar, todos estarían preocupados y le preguntarían, “¿Estás bien?” Nunca mencioné qué pasaba en mi vida y recuerdo que pensaba: “Vaya, qué chévere que la gente esté preocupada”. Fue duro soportar eso, pues yo no contaba con eso.

Empecé a observar a las personas que se casaban, tenían niños y tenían apoyo. No solamente cómo se matan trabajando para tener una boda grande, sino cómo la relación es abierta y hay apoyo de ambos lados. Para mí, con mis novias, si hice algo estúpido y la engañé, nadie se daba cuenta excepto yo y mi novia, y las consecuencias quedaban ocultas. Si hubiera tenido el apoyo de mi familia, quizás alguien me hubiera dicho, “¡Deja de hacerse la boba!” O hubiera habido alguien con quien pudiera hablar y pedir consejos. No hubiera tenido que probar tantas cosas y llevarme tanto tiempo para entender las cosas.

De todos modos, no me importaba mucho porque nunca tenía ni esperaba apoyo. Cuando mi pareja estaba muriendo, yo estaba con ella durante todo, las consultas con el médico, todo. El hospital y los médicos nos eran muy abiertos. Siempre nos veían y trataban como una pareja, y esto me era asombrosamente gentil. Juntas, hicimos planes funerarios y compramos el ataúd, así que el director de la funeraria nos conocía. Un mes después, mi pareja murió en casa, como habíamos esperado y planeado. Las dos teníamos familias sin mucho apoyo, y no las llamamos. En lugar de eso, estaban nuestros amigos más íntimos. Ocurrió en la madrugada, y telefoneé a la funeraria y el director aún no estaba. Me preguntó: “¿Dónde está el familiar más cercano?” Le dije: “Soy yo”. Respondió: “No, tenemos que llamar a un pariente”. Así que tuvimos que hacer muchas llamadas telefónicas y finalmente la enfermera del hospicio intervino y los convenció de venir. Estuvimos tres horas esperando que llegara y se la llevara.

Shannon: Después, todo eso pasó a un segundo plano. Aún no quería los derechos de matrimonio. Luego, cuando conocí a Gillian y contemplamos casarse, pensaba, no necesitamos esto. Pero luego me cayó el veinte, el porqué es algo importante por lo cual debemos luchar. Tenemos una vida al igual que los demás.

[ENTREVISTA ACORTADA]
MAS INFO: http://revcom.us/a/155/conversation_gay_marriage-es.html
Carlos Nicolas Gamez

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